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IV

“Nos amamos más de lo que nos entendemos”
leo la última de tus cartas
y entre líneas  encuentro el mascarón de nuestra angustia
—heredamos la separación eterna entre dos mundos
donde a veces la sexualidad estableció el más candoroso balbuceo

“El amor es un sentimiento
no una teoría de la vida”
pero la pasión se consume y se desgasta
y algunos necesitan vivir con el corazón hacia los cuatro vientos
—y aún así hubo noches en que confundí tu vientre
con el horizonte más puro donde podría extender los ramajes de mi cuerpo

“¿Y qué del tiempo     nuestro tiempo?”
¿se consumió también bajo el ataque feroz de los relojes
o existe en un lugar aparte dentro del sótano más turbio del recuerdo?
—yo no sé nada porque la piel me encegueció
con el fulgor y el cálido aroma de tu sexo

Pero sí     pasa el tiempo
y entonces la nostalgia de lo que pudo ser me hiere
con el doble filo de la memoria
vestida con el ropaje casual del espejo en el baño
y las sábanas de nuestro lecho