Primer signo
Tu rostro
surgió hasta el nuevo día
para invocar la caricia
de unos ojos
que lo abriguen y lo envuelvan
con su mirar andariego.
Y tu nombre
antes de ser palabra
nació para ser un cuerpo
enraizado en la memoria
tiránica del deseo.
Tu rostro
surgió hasta el nuevo día
para invocar la caricia
de unos ojos
que lo abriguen y lo envuelvan
con su mirar andariego.
Y tu nombre
antes de ser palabra
nació para ser un cuerpo
enraizado en la memoria
tiránica del deseo.