Décimo signo
Sobre los tibios pliegues
de tu piel
me florecen capullos dactilares
y descubro, al leer, con ambas manos
entre sus muchos relieves corporales,
el rostro ardiente de la carne.
Sobre los tibios pliegues
de tu piel
me florecen capullos dactilares
y descubro, al leer, con ambas manos
entre sus muchos relieves corporales,
el rostro ardiente de la carne.