Otra forma de nombrarte

Pensamientos afines

no
las palabras
no hacen el amor
hacen la ausencia
—Alejandra Pizarnik

Sólo tengo palabras, sólo tengo
mi voz infiel para buscarte.
—Margarita Michelena

Al reclamar tu nombre, la palabra
de ayer, con que te llamo, ya no es tuya.
—Rubén Bonifaz Nuño


Tú eres el ave que batió las alas
cuando yo desperté y llamé en la noche.
Yo llamé con los brazos, pues tu nombre
es como un hondo abismo de mil noches.
—Rainer María Rilke

Tu nombre, con el que duermo,
lastima mi boca como si fuera un talismán,
y me arrastra, como una sentencia, hacia el destierro.
—Marguerite Yourcenar


Muéstrame tu rostro, hazme oír tu voz.
—Cantar de los Cantares II,14

Otra forma de nombrarte

Te busco en los nombres,
las palabras
que me hablaron de ti
no dicen nada.

Antes
te sentía en sus líneas,
sus sonidos
rescataban tu nombre,
dibujaban
tu silueta en la luz,
en la esperanza.

Ahora
no te encuentro en ellas
y creo
que te escondes,
te me escapas.

Parece
que habrá que buscarte en cada hueco
y habrá que reinventarte en tus palabras.

 

Alegría

En el minúsculo espacio
 al costado de mi cuerpo
 no te siento.

Sólo eres
 aroma furtivo,
 hoja seca
 que cabalga en ráfagas de viento.

Sólo eres
 puñado de tiempo
 y promesa
 de poder confundirnos en un lecho.

 

Calma

Te acercarás
rasgo a rasgo irás desdibujando
los múltiples rostros del vacío:

las horas preñadas de silencio,
 la penumbra
 tejida de insomnio y de minutos,
 el frío lacerante en cada sueño,
 la amargura del humo
 y el aroma a ceniza y a veneno.

Después llegarás
 con tus manos de alborada
y dando un golpe de luz
 llevarás una caricia hasta las sábanas.

 

Confianza

Sentir que la brisa viene
 y ya carga tu fragancia.
Sentir que la luz se acerca
 y empieza a aclarar tu cara.

Sentir
 que en tu piel cada fragmento
 y cada línea en tu cuerpo
 desde hace mucho me aguardan.

Esperanza

Mientras queden las noches y el insomnio,
la pasión, el silencio, algo de calma,
una luz tras la ventana.

Mientras sienta
la sangre, las heridas y la rabia,
la ansiedad y la palabra.

Mientras viva
tendré un hueco de ti,
un espacio para ti dentro del alma.

Fe

Escucho tu murmullo:

A la vuelta de la noche
me hace renacer de la tiniebla
y aferrarme al borde cálido
 de una caricia.

Un poco más allá,
entre la piel y el viento,
encuentro el horizonte de tu aroma.

Libertad

Mañana
serás abismo de luz,
con un soplo de calma
fundirás mi prisión
y borrarás las huellas que tu ausencia
dejó sobre mi piel erosionadas.

Mañana
en el borde de mis labios
tallarás un portal
y abrirás en mi cuerpo una ventana.

Luz

Te llamo
desde el corazón de la penumbra.

Rastreo tus señales
hasta el núcleo mismo de la noche
y encuentro tus indicios,
como un ramillete de certezas,
en la profundidad anhelante de mis ojos.

Pasión

Me asomo hacia ti
y sólo veo la oquedad
que marcó tu presencia
en cada contorno de mi cuerpo.

Cuando busco
en la piel y su vértigo,
al final de un laberinto
de umbrales que fluyen en el tiempo,
me hablas
desde ciertas palabras
y en siluetas carnales
que la bruma disuelve en añoranzas.

Paz

Te presiento
en cada crepúsculo de fuego
en los diarios abismos
de lúcido insomnio.

Entre sueños
me disuelvo en penumbras
y creo adivinarte
a lo lejos.

Hace mucho te aguardo
y, enredado en ausencias,
sólo quiero
volver hacia ti desde el destierro.

Tranquilidad

Cada vez me haces más falta.
Si grito tu nombre contra el viento
me estalla tu ausencia en llamaradas.

En todo está impreso tu vacío:
el eco sin fin de los segundos,
la mano en su rutina titubeante,
el diario regresar hacia los sueños
y el nostálgico ritual de los momentos
delatan la oquedad de tu pisada.

Otra forma de nombrarte (finale)

Nada sé de tu voz ni de tu rostro,
Sólo espero
y en susurros te digo:
ven,
vuelve hasta aquí por algún tiempo,
dilúyeme en el pulso de la sangre,
dame vida
y hazme morir por un momento;
tal vez más allá
encuentre tu palabra,
tu silencio.