De las batallas inútiles
- 1. Insomnio
- 2. Desolación
- 3. Amenaza
- 4. Esterilidad
- 5. Soledad
- 6. Desamor
- 7. Dolor
- 8. Miedo
- 9. Incertidumbre
- 10. Condena
- 11. Angustia
- 12. Desesperanza
1. Insomnio
Mira a través de la ventana: la noche es un umbral de mariposas negras y el alumbrado público, tu contrincante en esta inútil batalla. Alguien debe mantenerse en vela o la angustia podría echar raíces y extenderse sobre el fondo de tus ojos.
2. Desolación
Bajo las sábanas, en el momento infausto de ver a los relojes gesticular el paso de las horas, ¿no sientes crecer las sombras entre tus muslos? ¿O, en la garganta, no te cierra la voz toda la arena del desierto?
3. Amenaza
Aunque no te dicen nada el televisor ni el radio, sientes los malos augurios de la ciudad y las banquetas tienen la jovialidad de un asesinato: lo delatan las calles con sus gemidos de hembra en celo.
4. Esterilidad
Borras la huella que trazó tu mano sobre el papel. Hay ocasiones en que ni siquiera el amor o el olvido hacen fértiles tus madrugadas. El día ya te amenaza detrás del horizonte y no tienes el consuelo de una mínima creación ofrendable a los ídolos del insomnio. Te dices que tal vez mañana tendrás algo que ofrecerles (pero sabes que probablemente no sea cierto).
5. Soledad
El viento araña los cristales mientras tu cama destila una humedad de invierno. Cuando no hay otra piel con la cual compartir la obscuridad, la noche se transforma en un diálogo de sombras y las manos se agotan interrogando un lecho donde no surgen respuestas.
6. Desamor
Puedes luchar, pero la evocación es un chisporroteo de velas que están por acabarse, y nunca acaban.
7. Dolor
Sabes que un fantasma habita tu cerebro: las voces que trasminan los muebles de tu recámara, la silueta desdibujada en las cortinas por el aire y la mano que se desliza de tu cintura a tus hombros te lo dicen, no puede ser más que eso.
8. Miedo
En cada rincón adivinas un naufragio. Huyes de las construcciones y los espacios íntimos para no imaginar las posibilidades de tanta y tan gran desolación. ¿Qué más da ceder ante las nigromancias del temor o hundirse en la profundidad del desaliento?
9. Incertidumbre
No existe filosofía que soporte el cincel corrosivo de las penumbras ni iglesia que ofrezca un paraíso tranquilizador al naúfrago. Pero tal vez consigas algo de alivio contemplando las ruinas que dejó el silencio.
10. Condena
Las avenidas solitarias poseen cierta sensualidad fúnebre: el pavimento permanece mudo, las sombras se alargan y los árboles se tornan pálidos, parecen murmurarte al oído su maldición seductora y un exilio perpetuo.
11. Angustia
De pronto, ante la violencia inmisericorde de descubrirte en absoluta soledad, ¿no empiezas a dudar de los espejos? Y si los minutos se eternizan, ¿no tienes la impresión de que al palpar tu rostro encontrarás un yermo?
12. Desesperanza
Te detienes a mitad de un cruce donde los semáforos parpadean, confundidos por la medianoche. Recuerdas la imagen que te acecha desde todos los resquicios de obscuridad y comprendes que no tienes otro oficio que el de gritar su nombre, aun sin saber si éste por fin es el correcto.